lunes, 25 de abril de 2011

Agradezco...


¿Os gusta? Pues esta entrada va dedicada a una persona muy importante en mi vida: MªCarmen Rivas; mi tía.
Ella es la que me a animado a hacer este blog y le agradezco todo lo que a hecho por mi y todo lo que me a enseñado... (:     ¡Tata Gracias! Te quiero


Cuando me puse a pensar.





Cuando me puse a pensar 
La razón me dio a elegir 
Entre ser quien soy, o ir 
El ser ajeno a emprestar, 

Mas me dije: si el copiar 
Fuera ley, no nacería 
Hombre alguno, pues haría 
Lo que antes de él se ha hecho: 
Y dije, llamando al pecho, 
¡Sé quien eres, alma mía!?


José Martín 

Armonía de la palabra y el instinto




Todo fue maravilla de armonías 
en el gesto inicial que se nos daba 
entre impulsos celestes y telúricos 
desde el fondo de amor de nuestras almas. 

Hasta el aire espigóse en levedades 
cuando caí rendida en tu mirada; 
y una palabra, aún virgen en mi vida, 
me golpeó el corazón, y se hizo llama 
en el río de emoción que recibía, 
y en la flor de ilusión que te entregaba. 

Un connubio de nuevas sensaciones 
elevaron en luz mi madrugada. 
Suaves olas me alzaron la conciencia 
hasta la playa azul de tu mañana, 
y la carne fue haciéndose silueta 
a la vista de mi alma libertada. 

Como un grito integral, suave y profundo 
estalló de mis labios la palabra; 
Nunca tuvo mi boca mas sonrisas, 
ni hubo nunca más vuelo en mi garganta! 

En mi suave palabra, enternecida, 
me hice toda en tu vida y en tu alma; 
y fui grito impensado atravesando 
las paredes del tiempo que me ataba; 
y fui brote espontáneo del instante; 
y fui estrella en tus brazos derramada. 

Me di toda, y fundiéndome por siempre 
en la armonía sensual que tu me dabas; 
y la rosa emotiva que se abría 
en el tallo verbal de mi palabra, 
uno a uno fue dándote sus pétalos, 
mientras nuestros instintos se besaban.


Julia de Burgos 

miércoles, 6 de abril de 2011

(:

Los Sueños



















El hada más hermosa ha sonreído
al ver la lumbre de estrella pálida,
que en hilo suave, blanco y silencioso
se enrosca al huso de su rubia hermana.
Y vuelve a sonreír porque en su rueca
el hilo de los campos de enmaraña.
Tras la tenue cortina de la alcoba.
está el jardín envuelto en luz dorada.
La cuna, casi e sombra. El niño duerme.
Dos hadas laboriosas lo acompañan,
hilando de los sueños lo sutiles
copos en ruecas de marfil y plata.

Antonio Machado